Argomento
La conflictividad social es, sin ninguna duda, una cuestión que ha recibido una destacada atención por parte de historiadores y sociólogos desde hace más de medio siglo. El análisis marxista de los conflictos sociales (Lefebvre 1948) y el giro de los años 70 (Tilly 1978), entre otros avances, sentaron las bases de una prolífica sociología de los movimientos sociales (Neveu, 2011) que continúa suscitando preguntas y reflexiones. Protagonista de investigaciones y publicaciones académicas, pero también de telediarios y periódicos, el conflicto social sigue articulando nuestra realidad y su carácter nos pone ante el espejo como sociedad. Buena prueba de ello son el reciente estallido de violencia en los suburbios franceses en 2023, las protestas que tuvieron lugar en no pocos países contra las medidas anti-Covid o el estallido social chileno de 2019 que llevó a un significativo proceso constituyente. Estos ejemplos manifiestan diversas formas y grados variables de organización y expresión. ¿Qué es lo que tienen en común ? ¿Qué define la conflictividad social ?
Como objeto de estudio, su caracterización no siempre ha resultado sencilla. Definida, por ejemplo, como « la irreductible divergencia y confrontación entre múltiples identidades, intereses y práctica » de actores en pugna (Ben Mabrouk 2012), consideramos necesario subrayar que la relación entre ellos no siempre se define en términos de dominación y que la protesta no tiene, necesariamente, un sentido emancipatorio (Quiroga y Magrini, 2020). Asimismo, cabe preguntarse si todos los movimientos sociales implican necesariamente conflictividad y, a la inversa, si todos los conflictos sociales conducen a una movilización social organizada. Más allá de las respuestas, estas cuestiones nos llevan a reflexiones necesarias, además de obligarnos a preguntarnos por los factores que causan la conflictividad social.
Como sabemos, esos factores son múltiples y las ciencias sociales actuales reconocen una gran diversidad de elementos movilizadores que van más allá de la clase social o la política en un sentido clásico. Por otro lado, el abanico de medios de expresión del conflicto se ha abierto de manera inabarcable debido, en parte, al papel jugado por las nuevas tecnologías. Estas no solo sirven para tejer redes e introducir nuevas formas de conflicto, sino también para aumentar de manera cualitativa y cuantitativa la vigilancia sobre la población por parte del Estado. Esta ampliación de los límites que definen la conflictividad social ha permitido que las investigaciones al respecto tengan hoy en día un carácter plural, mezclando diversos enfoques conceptuales como la identidad, la ecología, el feminismo, las redes transnacionales o el género.
El próximo número de la revista Amnis pretende alimentar una reflexión sobre la naturaleza y expresiones de la conflictividad social. Para ello, invita a los especialistas del tema a proponer sus artículos, buscando la diversidad de enfoques y puntos de vista que podrán articularse alrededor de los siguientes ejes:
- las condiciones necesarias para la existencia del conflicto social, así como las consecuencias del mismo
- los actores de la conflictividad social, entendiendo como tales a los ciudadanos, las organizaciones sociales, las fuerzas del orden, el Estado o los medios de comunicación
- las formas de expresión de la conflictividad social
- el espacio en el que se desarrolla la conflictividad social, no solamente como territorio físico sino incluyendo las redes en un sentido organizativo o comunicativo
- el papel cumplido por el lenguaje, las representaciones y los medios de comunicación en un sentido amplio
Modalidades de proposiciones de ponencias
Las propuestas de artículos (30 líneas) podrán redactarse en francés, inglés o español. Deberán enviarse con un Curriculum vitae del autor
antes del 20 de diciembre de 2023
a la siguiente dirección: amnis@revues.org.
Tras la aceptación del proyecto, los artículos se entregarán a más tardar el 15 de junio de 2024. Una vez revisados por dos evaluadores externos y aceptados por el comité científico de la revista, los artículos se publicarán en la página web de la revista en octubre de 2024.
Coordinadoras
- Céline Beugnot TELEMME, Aix-Marseille Université
- María José Esteban Zuriaga Centro Universitario de la Defensa - Universidad de Zaragoza
Argument
Social conflict has undoubtedly received notable attention as a field of study from historians and sociologists for more than half a century. The marxist analysis of social conflict (Lefèbvre, 1948) and the theoretical revival of the 1970's (Tilly, 1978) paved the way for a prolific focus on social movements in sociology (Neveu, 2011), still sparking off questions and comments to this day. A theme as present in scientific research and publications as in news broadcasts and written press, social conflict highlights the tensions structuring our society. The recent 2023 suburban riots in France, protests against Covid-19 restrictions in many countries around the world, the social uprising in Chile in 2019, which led to the creation of a constitutional assembly ̶ these are all examples of the various forms and degrees of organization and expression conflict can bear. But what do they have in common ? What is it that truly defines social conflict ?
Characterizing it as a research topic has proved to be a delicate task. While once described as "the unsolvable divergence and the confrontation between mutliple identities, interests and practices" (Ben Mabrouk, 2012) of fighting entities, it is important to point out that conflict does not always imply a pattern of domination between the parties involved, nor does it systematically take on an emancipatory dimension (Quiroga & Magrini, 2020). In that respect, we should question whether all social movements necessarily involve the potential for conflict and, conversely, whether all social conflicts inevitably lead to properly organized social protests. Beyond possible answers, these considerations force us to reflect upon the factors contributing to social conflict.
These factors, as we know, are many ̶ today's social science researchers acknowledge a wide range of trigger elements that go beyond social or political class. In the meantime, the array of techniques used to express conflict has expanded considerably, partly due to new technologies. While used to create innovative forms of protest and forge new networks, they also help increase, quality and quantity-wise, the surveillance of population by the state. Thanks to this extended definition of social conflict, the corresponding field of research has gained a plural dimension and now calls on various concepts such as identity, environment, feminism, transnational networks and gender.
For its upcoming issue, Amnis aims to further reflect upon the nature of social conflict while highlighting the abundance of theoretical and methodological resources available. To this end, we wish to promote a great diversity of perspectives and points of view revolving around the following lines of research:
- necessary conditions to the existence of social conflict and consequences of the latter
- agents of social conflict, i.e. citizens, social organisations, law enforcement officers, the state and the media
- forms of expression of social conflict
- spaces in which social conflict occurs ̶ not only concrete places or territories, but also networks, related to communication or organization
- the role of language, representations and different media (in the broad sense of the word) in the birth or development of social conflict
Submission guidelines
Please send a brief presentation of your paper (300-400 words) in French, English or Spanish to the following email address, along with a resume,
before December 20th 2023: amnis@revues.org
The final version of selected papers is to be submitted by June 15th 2024. Peer-reviewed papers will be published on the journal's website in October 2024.
Editors
- Céline Beugnot TELEMME, Aix-Marseille Université
- María José Esteban Zuriaga Centro Universitario de la Defensa - Universidad de Zaragoza
Argumentaire
La conflictualité sociale est sans aucun doute une question qui a fait l’objet d’une attention toute particulière de la part des historiens et des sociologues depuis le milieu du siècle dernier. L’analyse marxiste des conflits sociaux (Lefèbvre 1948) ou encore le renouveau théorique proposé au cours des années 1970 (Tilly 1978) ont permis le développement d’une très foisonnante sociologie des mouvements sociaux (Neveu 2011), qui reste au cœur des réflexions actuelles dans le domaine. Objet de recherche et de publications scientifiques mais également sujet de journaux télévisés et d’articles de presse, le conflit social est révélateur des tensions qui structurent la société. Les récentes violences dans les banlieues françaises en 2023, les contestations contre les mesures anti-Covid dans de nombreux pays du globe ou la révolte sociale chilienne de 2019, qui a donné lieu à l’émergence d’une assemblée constituante, sont autant d’exemples qui témoignent des diverses formes et degrés d’organisation et d’expression des conflits. Mais qu’ont-ils en commun? Et finalement qu’est-ce qui définit la conflictualité sociale? En tant qu’objet d’étude, sa caractérisation n’a pas toujours été aisée. Par exemple, définie comme étant « la divergence irréductible et la confrontation entre de multiples identités, intérêts et pratiques » d’acteurs en lutte (Ben Mabrouk 2012), il nous semble important de souligner que la conflictualité ne se caractérise pas toujours par un rapport de domination entre les acteurs concernés et qu’elle ne revêt pas systématiquement un caractère émancipateur pour ces-derniers (Quiroga et Magrini 2020). En ce sens, nous pouvons nous demander si l’ensemble des mouvements sociaux implique nécessairement de la conflictualité et, à l’inverse, si tous les conflits sociaux débouchent inéluctablement sur des mobilisations sociales organisées. Au-delà du point de vue adopté qui alimente des réflexions nécessaires, ces questions nous obligent à interroger les facteurs qui sont à l’origine de la conflictualité sociale. 1 Ces facteurs sont, nous le savons, multiples, et les sciences sociales actuelles reconnaissent une grande diversité d’éléments déclencheurs qui vont au-delà de la classe sociale ou de la classe politique, au sens classique du terme. Or, l’éventail des moyens d’expression du conflit s’est par exemple élargi de manière considérable, grâce notamment aux nouvelles technologies. Celles-ci servent non seulement à introduire des formes de contestation novatrices et à tisser de nouveaux réseaux, mais aussi à accroître qualitativement et quantitativement la surveillance de la population par l'État. L’ensemble de ces apports enrichit la recherche actuelle, qui revêt dès lors un caractère pluriel, et mêle diverses approches conceptuelles telles que l’identité, l’écologie, le féminisme, les réseaux transnationaux ou le genre.
Le prochain numéro de la revue Amnis souhaite revenir sur la question de l'origine et de la nature des conflits sociaux. A cet effet, elle invite à une réflexion interdisciplinaire autour des axes suivants :
- les conditions nécessaires à l’existence du conflit social ainsi que les conséquences de ce dernier
- les acteurs de la conflictualité sociale à savoir les individus, les groupes, les organisations sociales, les forces de l’ordre, l’Etat et les médias
- les formes d’expression de la conflictualité sociale
- l’espace dans lequel se joue le conflit social, non seulement l’espace concret, à savoir le territoire, mais également l’espace lorsqu’il devient réseau, qu’il soit communicationnel ou organisationnel
- le rôle du langage, des représentations et des médias, au sens large du terme, dans l’émergence ou le développement de la conflictualité sociale.
Modalités de contribution
Les propositions d’article (30 lignes) pourront être rédigées en français, en anglais ou en espagnol. Elles devront être envoyées avec un Curriculum Vitae de l’auteur à l’adresse suivante severiano.rojohernandez@univ-amu.fr
avant le 20 décembre 2023.
Les articles acceptés seront à remettre le 15 juin 2024 au plus tard. Après avoir été soumis au comité scientifique de la revue et à deux rapporteurs externes, les articles seront publiés sur le site de la revue en octobre 2024.
Coordination
- Céline Beugnot TELEMME, Aix-Marseille Université
- María José Esteban Zuriaga Centro Universitario de la Defensa - Universidad de Zaragoza
Direction
- Directeur : Severiano Rojo Hernandez, Aix Marseille Université, CNRS TELEMME.
- Rédactrice en chef : Crystel Pinçonnat, Aix Marseille Université, CIELAM.
- Secrétaire de rédaction : Carine Trevisan, Université Paris Diderot (Paris VII), CERILAC.
Comité Scientifique
- Angel Alcalde, University of Melbourne, Australie, Histoire.
- Óscar Álvarez Gila, Universidad del País Vasco, (Vitoria), Espagne, Histoire.
- Sylvie Aprile, Université de Paris-Ouest Nanterre, France, Histoire.
- Avner Ben-Amos, Université de Tel-Aviv, Israël, Histoire.
- Zoraida Carandell, Université de Paris-Ouest Nanterre, France, Littérature et culture espagnoles.
- Martine Chalvet, Aix Marseille Université, France, Histoire.
- Paulo Bernardo Ferreira Vaz, Universidad Federal de minas Gerais, (Belo Horizonte), Brésil, Communication Sociale.
- Alec G Hargreaves, Florida State University (Tallahassee), Director Winthrop-King Institute for Contemporary French and Francophone Studies, Etats-Unis, Littérature française et études francophones.
- Pierre-Cyrille Hautcœur, EHESS, École des Hautes Etudes en Sciences Sociales (Paris), France, Sciences Economiques.
- Jérôme Jamin, Université de Liège, Belgique, Sciences politiques.
- Gerd Krumeich, Université de Düsseldorf, Allemagne, Histoire.
- Stéphane Michonneau, Université de Lille, France, Histoire.
- Ellen McCracken, UCSB, (University of California Santa Barbara), Etats-Unis, Littérature et etudes culturelles latino-américaines.
- Mónica Moreno Seco, Universidad de Alicante, Espagne, Histoire.
- Edilma Osorio Pérez Flor, Facultad de Estudios Ambientales y Rurales, Pontificia Universidad Javeriana, Colombie, Sociologie, Anthropologie.
- Maitane Ostolaza, Université Paris Sorbonne, France, Civilisation espagnole.
- Manuelle Peloille, Université d’Angers, France, Civilisation espagnole.
- Alejandro M. Rabinovich, Consejo Nacional de InvestigacionesCientíficas y Técnicas (CONICET), Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam), Argentine, Histoire.
- Mario Ranalletti, Instituto de estudios históricos, Universidad Nacional de Tres de Febrero, Argentine, Histoire.
- Jean-Robert Raviot, Université de Nanterre (Paris X), France, Civilisation russe.
- Philippe Schaffhauser, Centro de Estudios Rurales. Colegio de Michoacán, Mexique, Sociologie et anthropologie sociale et culturelle.
- Pierre Schoentjes, Université de Gand, Belgique, Littérature française.
- Leonard V. Smith, Oberlin College (Ohio), Etats-Unis, Histoire.
- Taline Ter Minassian, INALCO, (Paris), France, Histoire.
- Dominic Thomas, UCLA, (University of California Los Angeles), Etats-Unis, études culturelles et politiques des mondes francophones.
- Amarela Varela Huerta, Academia de Comunicación y Cultura, Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Mexique, Sociologie.
- Luis Veres, Universidad de Valencia, Espagne, Littérature latino-américaine.